Arte e Inteligencia Artificial Parte II / Art & Artificial Intelligence Part II


En el artículo anterior nos propusimos describir un fenómeno que cada vez se presenta con

mayor frecuencia en el campo del arte: el uso de sistemas de inteligencia artificial para la

producción artística. Entendemos que el desarrollo de procesos creativos donde el humano

y la inteligencia artificial se involucran ambos en calidad de artistas/creadores de la obra, se

enmarca en un contexto de cambios en el campo del arte y la estética luego del período de

la posmodernidad. Es por eso que en el presente trabajo nos proponemos ampliar la

discusión del tema tomando para el análisis de este fenómeno los desarrollos de los

filósofos Timotheus Vermeulen y Robin van den Akker (2010) sobre el concepto de

metamodernidad.

Ahora bien, ¿a que se refieren los autores con el término metamodernidad?

Los filósofos Timotheus Vermeulen y Robin van den Akker (2010; 2017; 2018 ver otra citas

en Olvieras) utilizan el término metamodernidad o metamodernismo para describir esta

lógica cultural actual donde se observa una permanente oscilación entre los paradigmas de

la modernidad y la posmodernidad.

Brevemente nos referiremos al paradigma de la modernidad como aquel que comienza en

la época renacentista, con el surgimiento de las ideologías basadas en la razón, la libertad,

el antropocentrismo. La modernidad profesa una profunda confianza en la razón para la

fundamentación, ya que esta permite conocer las causas que hacen que todo funcione. El

culto a la razón encarna la utopía moderna que profesa que que por medio de la razón es

posible controlar a la naturaleza, llevando al sujeto a la promesa de felicidad, al progreso, a

la evolución de la humanidad, en un proceso unidireccional hacia un futuro ideal (Oliveras,

2018). En este contexto se consolida la figura del artista como un sujeto creativo que firma

sus obras, y profesa una profunda fe en la creatividad y en lo nuevo.

La confianza plena en la razón y la utopía del progreso hacia un futuro mejor se quiebran

luego del fatídico escenario que deja la segunda guerra mundial a mediados del S.XX.

Autores como Adorno observan que la humanidad no había llegado a la finalidad que la

razón prometía, sino a la contrafinalidad que esta prometía. Comienza entonces el período

de la posmodernidad, caracterizado por el surgimiento de los microrrelatos que se

contraponen al gran relato de la modernidad, dando lugar a las distopías que reemplazan a

las utopías modernas. El posmoderno se enfocará en la deconstrucción de esos grandes

utopías, embargado por una profunda melancolía ante la pérdida de la promesa de un futuro

ideal que lo mantiene en un presente eterno (Jeimson, 1984).

En el campo del arte, la deconstrucción de los grandes relatos, la ausencia de normativas y

de desjerarquización de lo nuevo, genera una falta de centro en las producciones artísticas

que Oliveras define como “nomadismo estilístico” (Oliveras, 2018). Para el artista

posmoderno toda la historia del arte está a su disposición para el uso que le quiera dar.

Podrá servirse de todas las técnicas, de todos los estilos, de todos los géneros, de todos los

temas.

Aunque por un momento el paradigma de la posmodernidad parecía haber desplazado al

paradigma de la modernidad, el comienzo del S. XXI se desvía de la lógica puramente

posmoderna plantando un escenario, una lógica cultural, donde ambos paradigmas

conviven: la metamodernidad. La dificultad de interpretar la lógica metamoderna radica

precisamente en comprender esa mixtura que surge en la oscilación constante entre dos

paradigmas. Para Vermeulen y Van den Akker esta dinámica puede describirse más

apropiadamente con concepto platónico de methexis, es decir con la participación de las

cosas en las ideas. Retomado tiempo después por el filósofo alemán Eric Voegelin en

concepto de refiere a la medida en que estamos a la vez aquí y allá y en ninguna parte. La

metaxis supone de la metamodernidad supone entonces permanencia de los dos

paradigmas, la oscilación pendular constante entre el deseo moderno de sentido y una duda

posmoderna sobre el sentido de todo (Vermeulen y Van den Akker, 2010), el optimismo del

futuro y del pesimismo del presente constante. No es ni lo uno ni lo otro, son las dos cosas.

Lo metamoderno forzosamente habla de lo híbrido, lo permeable.

- El sistema creador hombre-IA como exponente de la metamodernidad.

Desde nuestra perspectiva, esta hibridez en lo moderno y lo posmoderno que plantea la

metamodernidad ofrece el marco apropiado para analizar las prácticas artísticas donde se

involucran en calidad de artistas/creadores humanos e inteligencias artificiales (en

ocasiones, diseñadas por los propios artistas humanos para la elaboración conjunta de una

obra en particular).

Por un lado, es posible pensar que estas formas de creación encarnan nuestra

cotidianeidad metamoderna que oscila entre dos realidades: un mundo virtual que se rige

por lógicas algorítmicas y de procesamiento de la información, que exceden en ocasiones

las lógicas humanas (redes sociales, realidad virtual, internet); y la realidad tangible, física,

vivida. Ambas realidades se imbrican, se implican entre sí, conviven en una “realidad

aumentada” .

Se habilita así un proceso creativo que se nutre de lo híbrido, con una involucración de las

tecnologías que transitamos permanentemente. En él, el humano ofrece a la inteligencia

artificial elementos de su realidad tangible, así como la inteligencia artificial le ofrece al

humano elementos que surgen de la realidad virtual que ella crea a partir de lo que el

humano le ofrece; y viceversa. Y es en ese intercambio pendular que surgen obras como

Memories of Passeby 1,

- Memories of Passerby 1

Memories of Passerby 1 presentada por Klingemann en el año 2018, con el apoyo de la

fundación ONKAOS. La misma se presenta como una instalación que consiste en un

mueble de madera (de 70x70x40 cm) que contiene una computadora interna, y dos

pantallas enmarcadas de 65” (3840 x 2160) con marco personalizado, donde se puede

observar rostros femeninos (a la derecha) en una y masculinos (a la izquierda) en otra que

se van generando a partir del funcionamiento de complejas redes neuronales.

Figura 2. Imagen de la obra Memories of Passersby 1.1

La obra de Klingemann es considerada una obra pionera de inteligencia artificial, ya que se

trata de una máquina completamente autónoma que utiliza un sistema de redes neuronales

(redes GANs) para generar un flujo interminable de retratos artísticos de personas que no

existen, que no se graban ni se vuelven a repetir. A diferencia de las instalaciones de arte

generativo anteriores, Memories of Passersby I no contiene una base de datos. Es un

cerebro de inteligencia artificial desarrollado y entrenado por Klingemann, quien utilizó para

ello miles de imágenes de retratos de los siglos XVII al XIX. Así, los resultados que se

muestran en la pantalla no son combinaciones aleatorias o programadas de imágenes

existentes, sino obras de arte únicas generadas por IA. Memories of Passersby 1 fue

concebida para trabajar a través de los años. Una copia protegida y encriptada de las redes

GANs que dan lugar a obra estará disponible en la nube, de manera de que las

generaciones venideras puedan disfrutar aunque cambie el hardware, a través de

emuladores.

- Rostros “imaginados” por máquinas: una propuesta artística metamoderna

Desde nuestra perspectiva consideramos que la obra de Klingemann encarna el oscilar

metamoderno entre el ideal artístico de la modernidad -representado en los cuadros del

período moderno utilizados por Klingemann para “alimentar” el algoritmo de la máquina y

enseñarle a dibujar rostros de forma autónoma- y la propuesta posmoderna de servirse de

los estilos artísticos del pasado para resignificarlos en el presente, y de habilitar las

particularidades a partir de la generación de rostros que no siguen un ideal, un modelo. La

generación de rostros de manera aleatoria desentendidos de un canon estabiliza un tipo de

proceso que en sí mismo puede considerarse parte de una micro-narrativa

Observamos también que la propuesta del artista de que la inteligencia artificial genere de

manera indefinida retratos de rostros que nunca han existido y que no es posible prever

como serán, se alinean con el sentido atópico que Vermeulen y Van den Akker (2010)

otorgan a la metamodernidad. A diferencia del optimismo moderno que avanza de manera

constante hacia el futuro, y del pesimismo posmoderno que persiste en el presente, la

metamodernidad camina con un objetivo generado, sabiendo que no hay un lugar a donde

llegar o un futuro hacia el que tender, pero que es necesario andar:

1 Disponible en:

https://www.artsy.net/artwork/mario-klingemann-memories-of-passersby-i-companion-version-1

“…la humanidad, un pueblo, no van realmente hacia una meta natural

pero desconocida, pero pretenden hacerlo para progresar tanto moral

como políticamente. El metamodernismo se mueve por moverse,

intenta a pesar de su inevitable fracaso; siempre busca una verdad

que nunca espera encontrar2” (p. 5 , la traducción es nuestra).

Así, la obra Memories of Passerby 1 vuelve en un sentido tangible la idea metamoderna de

ir hacia adelante, de avanzar, sin saber qué es lo próximo que se espera. Y en este

avanzar constante, en esta posibilidad que plantea el autor de generar una obra de arte en

creación permanente a lo largo del tiempo, vemos reflejada esta voluntad firme de los

artistas del siglo XXI de volver infinito lo finito. Encontramos en esta propuesta esta

tendencia hacia la resignificación de lo sublime que se manifiesta en la lógica metamoderna,

a partir del surgimiento de un neo-romanticismo. Según Oliveras (2018), el retorno a lo

sublime en la estética metamoderna adopta múltiples variantes. Una de ellas, propuesta por

Vermeulen y Van den Akker (2010), es aquella que hace referencia a la reapropiación de la

cultura a través de la naturaleza, a la fijación de lo sublime en lo cotidiano. En otras

palabras, hacer que lo cotidiano, lo normal, un mueble con dos pantallas, parezca

excepcional.

Conclusiones

La producción artística mediada por inteligencia artificial constituye un campo de reflexión

incipiente y dinámico. En este breve trabajo hemos insertado la discusión sobre estas

formas de producción artística en el marco de la metamodernidad, descrita por Timotheus

Vermeulen y Robin van den Akker (2010) como una lógica cultural actual donde se observa

una permanente oscilación entre los paradigmas de la modernidad y la posmodernidad.

A partir de la obra Memories of Passerby 1 de Mario Klingemann hemos podido identificar

como exponentes de la lógica metamoderna en las obras creadas con o por medio de

dispositivos de inteligencia artificial el proceso creativo híbrido que plantea el arte mediado

por inteligencia artificial -donde la máquina y el humano trabajan en conjunto en calidad de

artistas/creadores autónomos-; y la oscilación entre la realidad virtual y la realidad física.

Específicamente, en la obra de Klingemann hemos observado también como la misma

2 “That is to say, humankind, a people, are not really going toward a natural but unknown goal, but

they pretend they do so that they progress morally as well as politically. Metamodernism moves for

the sake of moving, attempts in spite of its inevitable failure; it seeks forever for a truth that it never

expects to find”.

vuelve tangible la idea metamoderna de ir hacia adelante, de avanzar, sin saber qué es lo

próximo que se espera.

El arte mediado por inteligencia artificial es sin dudas un exponente de la metamodernidad

que nos acontece. Y como tal, nos está invitando en última instancia a repensar el mundo

en el que vivimos y a actuar sobre él. No está exigiendo problematizar los usos que

hacemos de la tecnología en nuestra cotidianeidad, el rol que le que estamos dando en

procesos anteriormente exclusivos de la especie humana, como pensar, crear y producir

cultura. En tal sentido consideramos que, así como las vanguardias del siglo XX nos

invitaron a pensar qué objetos pueden ser considerado una obra de arte y qué no

(recordamos aquí el famoso mingitorio de Duchamp), el arte producido con o por medio nos

propone una nueva pregunta: qué sujeto es susceptible de ser considerado un artista, y

quién no.

En el marco de la metamodernidad vamos camino a nuevas formas de producción artística,

y así como en algún momento las nuevas tecnologías en el campo del arte dieron lugar al

desarrollo de diferentes estilos y corrientes estéticas, la inteligencia artificial hoy amplía los

horizontes de lo posible.

Reflexiones

Klingemann, M. (2018). Memories of Passerby 1 [instalación de inteligencia artificial].

Espacio Solo.

Oliveras, E. (2018). La estética de principios del siglo XXI. En Estética. La cuestión del arte

en el siglo XXI, p. 379-390. Buenos Aires: Emecé.

Vermeulen, T., y Van den Akker, R. (2010). Notes on metamodernism. Journal of Aesthetics

and Culture, 2(1), p. 56-77. DOI: 10.3402/jac.v2i0.5677


Art and Artificial Intelligence

Second Part: faces “imagined by” machines

In the previous article we set out to describe a phenomenon that is occurring more and more

frequently in the field of art: the use of artificial intelligence systems for artistic production.

We understand that the development of creative processes where the human and artificial

intelligence are both involved as artists/creators of the work, is framed in a context of

changes in the field of art and aesthetics after the postmodern period. That is why in the

present work we intend to broaden the discussion of the subject taking for the analysis of

this phenomenon the developments of the philosophers Timotheus Vermeulen and Robin

van den Akker (2010) on the concept of metamodernism.

Now, what do the authors refer to with the term methamodernism?

The philosophers Timotheus Vermeulen and Robin van den Akker (2010; 2017; 2018 see

other citations in Olvieras) use the term metamodernity or metamodernism to describe this

current cultural logic where a permanent oscillation between the paradigms of modernity and

postmodernity is observed.

We will briefly refer to the paradigm of modernity as the one that begins in the

Renaissance era, with the emergence of ideologies based on reason, freedom,

anthropocentrism. Modernity professes a deep trust in reason for the foundation, since it

allows knowing the causes that make everything work. The cult of reason embodies the

modern utopia that professes that through reason it is possible to control nature, leading the

subject to the promise of happiness, progress, the evolution of humanity, in a unidirectional

process towards an ideal future (Oliveras, 2018). In this context, the figure of the artist is

consolidated as a creative subject who signs his works, and professes a deep faith in

creativity and in the new.

Full confidence in reason and the utopia of progress towards a better future are broken after

the fateful scenario left by the Second World War in the middle of the 20th century. Authors

such as Adorno observe that humanity had not reached the finality that reason promised, but

the counterfinality that it promised. Then begins the period of postmodernity, characterized

by the emergence of micro-stories that are opposed to the great story of modernity, giving

rise to dystopias that replace modern utopias. The postmodern will focus on the

deconstruction of these great utopias, seized by a deep melancholy at the loss of the

promise of an ideal future that keeps it in an eternal present (Jeimson, 1984).

En el campo del arte, la deconstrucción de los grandes relatos, la ausencia de normativas y

de desjerarquización de lo nuevo, genera una falta de centro en las producciones artísticas

que Oliveras define como “nomadismo estilístico” (Oliveras, 2018). Para el artista

posmoderno toda la historia del arte está a su disposición para el uso que le quiera dar.

Podrá servirse de todas las técnicas, de todos los estilos, de todos los géneros, de todos los

temas.

Although for a moment the paradigm of postmodernity seemed to have displaced the

paradigm of modernity, the beginning of the 21st century deviated from the purely

postmodern logic by planting a scenario, a cultural logic, where both paradigms coexist:

metamodernity. The difficulty of interpreting metamodern logic lies precisely in understanding

that mixture that arises in the constant oscillation between two paradigms. For Vermeulen

and Van den Akker, this dynamic can be more appropriately described with the Platonic

concept of methexis, that is, with the participation of things in ideas. Taken up some time

later by the German philosopher Eric Voegelin in the concept of referring to the extent to

which we are both here and there and nowhere. The supposed metaxis of metamodernity

then supposes the permanence of the two paradigms, the constant pendulum oscillation

between the modern desire for meaning and a postmodern doubt about the meaning of

everything (Vermeulen and Van den Akker, 2010), optimism about the future and pessimism

of the constant present. It is neither one nor the other, it is both. The metamodern

necessarily speaks of the hybrid, the permeable.

- The man-AI creator system as an exponent of metamodernity.

From our perspective, this hybridity in the modern and the postmodern that metamodernity

poses offers the appropriate framework to analyze artistic practices where they are involved

as human artists/creators and artificial intelligences (sometimes designed by the human

artists themselves for the joint elaboration of a particular work).

On the one hand, it is possible to think that these forms of creation embody our metamodern

daily life that oscillates between two realities: a virtual world that is governed by algorithmic

and information processing logics, which sometimes exceed human logics (social networks,

reality online, internet); and the tangible, physical, lived reality. Both realities overlap, they

imply each other, they coexist in an “augmented reality”.

In this way, a creative process is enabled that is nourished by the hybrid, with an

involvement of the technologies that we constantly transit. In it, the human offers the artificial

intelligence elements of its tangible reality, just as the artificial intelligence offers the human

elements that arise from the virtual reality that it creates from what the human offers it; and

vice versa. And it is in this pendulum exchange that works such as Memories of Passeby 1.

- Memories of Passerby 1

Memories of Passerby 1 presented by Klingemann in 2018, with the support of the ONKAOS

foundation. It is presented as an installation that consists of a wooden piece of furniture

(70x70x40 cm) that contains an internal computer, and two framed screens of 65” (3840 x

2160) with a personalized frame, where you can see female faces (on the right) in one and

masculine (on the left) in another that are generated from the operation of complex neural

networks.

Figure 2. Image of the work Memories of Passersby 11

Klingemann's work is considered a pioneering work of artificial intelligence, since it is a

completely autonomous machine that uses a system of neural networks (GANs) to generate

1Recovered from:

https://www.artsy.net/artwork/mario-klingemann-memories-of-passersby-i-companion-version-1

an endless stream of artistic portraits of people who do not exist, who do not know each

other. recorded or replayed. Unlike previous generative art installations, Memories of

Passersby I does not contain a database. It is an artificial intelligence brain developed and

trained by Klingemann, who used thousands of portrait images from the 17th to 19th

centuries. Thus, the results displayed on the screen are not random or programmed

combinations of existing images, but unique works of art generated by AI. Memories of

Passersby 1 was conceived to work through the years. A protected and encrypted copy of

the GANs that give rise to the work will be available in the cloud, so that future generations

can enjoy it even if the hardware changes, through emulators.

- Faces “imagined by” machines: a metamodern artistic proposal

From our perspective, we consider that Klingemann's work embodies the metamodern

oscillation between the artistic ideal of modernity -represented in the paintings of the modern

period used by Klingemann to "feed" the machine's algorithm and teach it to draw faces

autonomously- and the postmodern proposal of making use of the artistic styles of the past

to resignify them in the present, and of enabling the particularities from the generation of

faces that do not follow an ideal, a model. The random generation of faces, unaware of a

canon, stabilizes a type of process that in itself can be considered part of a micro-narrative.

We also observe that the artist's proposal that artificial intelligence generate indefinitely

portraits of faces that have never existed and that it is not possible to foresee how they will

be, is in line with the atopic sense that Vermeulen and Van den Akker (2010) grant to the

metamodernity. Unlike modern optimism that moves steadily into the future, and postmodern

pessimism that persists in the present, metamodernity walks with a generated goal, knowing

that there is nowhere to go or a future to tend to, but what is necessary to walk:

“That is to say, humankind, a people, are not really going toward a

natural but unknown goal, but they pretend they do so that they

progress morally as well as politically. Metamodernism moves for the

sake of moving, attempts in spite of its inevitable failure; it seeks

forever for a truth that it never expects to find” (p. 5).

Thus, the work Memories of Passerby 1 returns in a tangible sense the metamodern idea of

going forward, of advancing, without knowing what is expected next. And in this constant

progress, in this possibility that the author raises of generating a work of art in permanent

creation over time, we see reflected this firm will of the artists of the 21st century to make the

finite infinite. We find in this proposal this tendency towards the resignification of the sublime

that is manifested in metamodern logic, from the emergence of a neo-romanticism.

According to Oliveras (2018), the return to the sublime in metamodern aesthetics adopts

multiple variants. One of them, proposed by Vermeulen and Van den Akker (2010), is the

one that refers to the reappropriation of culture through nature, to the fixation of the sublime

in the everyday. In other words, making the everyday, the normal, a piece of furniture with

two screens, seems exceptional.

Final words

Artistic production mediated by artificial intelligence constitutes an incipient and dynamic

field of reflection. In this brief work we have inserted the discussion about these forms of

artistic production in the framework of metamodernity, described by Timotheus Vermeulen

and Robin van den Akker (2010) as a current cultural logic where a permanent oscillation

between the paradigms of modernity is observed and postmodernity.

From the work Memories of Passerby 1 by Mario Klingemann we have been able to identify

as exponents of metamodern logic in the works created with or through artificial intelligence

devices the hybrid creative process proposed by art mediated by artificial intelligence -

where the machine and the human work together as autonomous artists/creators; and the

oscillation between virtual reality and physical reality. Specifically, in Klingemann's work we

have also observed how it makes tangible the metamodern idea of going forward, of

advancing, without knowing what is expected next.

Art mediated by artificial intelligence is undoubtedly an exponent of the metamodernity that

befalls us. And as such, it is ultimately inviting us to rethink the world we live in and act on it.

It is not demanding to problematize the uses we make of technology in our daily lives, the

role that we are giving it in processes previously exclusive to the human species, such as

thinking, creating and producing culture. In this sense, we consider that, just as the

avant-gardes of the 20th century invited us to think about what objects can be considered a

work of art and what cannot (we are reminded here of Duchamp's famous urinal), art

produced with or by means of it proposes a new question: which subject is likely to be

considered an artist, and who is not.

Within the framework of metamodernity we are on the way to new forms of artistic

production, and just as at some point the new technologies in the field of art gave rise to the

development of different styles and aesthetic currents, artificial intelligence today broadens

the horizons of what is possible.

References

Klingemann, M. (2018). Memories of Passerby 1 [instalación de inteligencia artificial].

Espacio Solo.

Oliveras, E. (2018). La estética de principios del siglo XXI. En Estética. La cuestión del arte

en el siglo XXI, p. 379-390. Buenos Aires: Emecé.

Vermeulen, T., y Van den Akker, R. (2010). Notes on metamodernism. Journal of Aesthetics

and Culture, 2(1), p. 56-77. DOI: 10.3402/jac.v2i0.5677

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